domingo, 18 de septiembre de 2011

La parada militar ( o Los Militares, da lo mismo)


La televisión es la línea de vida de muchas personas. Si esta avanza de manera normal, es decir, si su programación sigue la línea programada, su itinerario previamente diseñado, la vida de las personas, de la mayoría al menos, sigue su curso natural con sus dosis de alegría falsa y odio. Cada 19 de septiembre los chilenos tienen un alto después de las celebraciones de su fiesta patria. Muchos optan por sentarse un par de horas frente al televisor, y ver sonrientes como un grupo de “personas” desfila y le rinde honores a un trapo que se agita en un mástil. Vemos siempre al presidente de la republica de turno tomando chicha en cacho, dando la orden de partida, y sonriéndole a las cientos de cámaras, de televisión y fotográficas, que hay a su alrededor. Pasan muy rectamente levantando sus piernas, con una expresión de nada en su rostro. A todo esto, todos los rostros son mágicamente iguales. Pasan por la elipse del parque ojiguins (no se como escribir ese nombre, y no lo buscaré en google) también los tanques y cuanto nuevo juguete le haya comprado el estado a los niños para que se entretengan. En fin así es más o menos todo el asunto. De vez en cuanto ponen a unos tipos disfrazados de indígenas caminando (a los verdaderos los están torturando en el sur). También hay animales civilizadamente domesticados para atacar al ser humano. El caso es que, tal vez lo que más me irrita, siendo aquella fecha oficialmente invierno siempre el cielo esté despejado. Puede llover en pleno 18, mientras la fiesta esta por comenzar y apagar las parrillas que tanto había costado prender. Pero no. Ese puto día el cielo es mas celeste que nunca, los pájaros vuelan asustados (no valla a ser que una turbina de Los Halcones los absorba), las viejas alrededor de la pista lloran y se le caen los mocos orgullosas de que sus hijos fueran correctamente adiestrados  como cual perro se aprende a sentar y a parar, y sabe correctamente donde cagar sin que nadie se enoje.  En fin. El Chileno promedio se intimida e irrita ante cada hecho de violencia que ve pasar ante la caja negra, pero perfectamente avala que año tras año se le rinda honor ante lo mas bajo en lo que puede caer un ser humano: la guerra. En realidad no se que decir, no se como explicar mi molestia. Estas palabras breves pueden sonar algo desordenadas. Pero me irrita siempre ese día en especial, es algo que no soporto. Me gustaría romper mi carnet y dejar de identificarme con una patria, con un lugar, y pertenecer a todos los lugares, especialmente donde se encuentran los devastados por esos que caminan rectamente al son de su cerebro lavado, engendrando el odio, y gritando su apellido lo más fuerte posible, como si olvidaran que se puede hablar.
Estas solo han sido un breve ensayo desordenado y rápido, en honor a aquellos para los que este días es u8n día lluvioso. 

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