domingo, 27 de febrero de 2011

De profesion, critico

Noches despierto-Historia real(o histeria)


Siete personas lo afirmaban en la camilla. El se resistía a ser desintoxicado. Mandaba golpes por doquier, los esfuerzos de la contra, que con todo su fuerza trataban de mantenerlo quieto, se hacían insuficientes.

De vez en cuando levantaba la cabeza y escupía. De vez en cuando se le devolvían los golpes. De vez en cuando insultaba, sin mirar a quien, a todos los que lo rodeaban.

-por culpa tuya mi hermano está muerto- se enderezó y le dijo a su tío que le afirmaba las piernas. Golpe muy sensible para este, que dejo caer un par de lágrimas, pero sin dejar de afirmarlo.

-no le haga caso, no sabe ni lo que esta diciendo- esbozó un guardia que colaboraba en esa habitación, en la que se encontraban paramédicos y familiares, sin tener certeza de que si lo dicho por el era cierto o no.

Así continuó el forcejeo, entre el cual le inyectaban calmantes (por lo que dijo un enfermero, le había inyectado una dosis para dormir a un caballo, pero no le hacia efecto), su madre le tapaba la boca con una servilleta para que no siguiera escupiendo, y todos estaban a punto de darse por vencidos, cansados ya de tantos minutos en lucha contra alguien que a simple vista no representaba el peligro que en ese momento demostraba.

En un momento, sinceramente no recuerdo como, todo llegó a la calma. Minutos después tuve la oportunidad de conversar con su tío (el mismo que le afirmaba los pies), que esperaba dándose pequeñas vueltas (¿alguna resolución medica? ¿Traslado a la posta central? ¿Que despertara y todos felices a casa?, no se muy bien, pero estaba ahí). Me contó la historia del como llegó aquel joven a ese momento, tan cansador para todos, una función que para quien llegó a la mitad de la obra como yo resultó impactante. No tengo el orden literal de lo que me dijo, pero si la idea central de la historia:

-tiene depresión. Combina los antidepresivos con drogas. Con cocaína o alcohol. Y explota. Reconoce a todo el mundo. Pero no respeta a nadie. Le mataron a su hermano, que era como su mejor amigo. Ve pasar todos los días a los asesinos. Se burlan en su cara.


MCR

sábado, 12 de febrero de 2011

Después de llover


Gabriel no estaba en condiciones de responder a ningún estimulo. Se sentía un poco alejado, y eso de alcohol, y una que otra droga, a veces lo hacían perderse. Pero ya estaba pasando, se disipaban los efectos.

Su novia se había perdido entre la veintena de jóvenes vestidos de negro que deambulaban por la casa oscura, en medio de la música que ensordecía. Caminó por el pasillo, y al final encontró la puerta del baño entreabierta. Golpeó sin encontrar respuesta alguna, o quizás si, pero todo ese ruido no dejaba pasar señal desde adentro. Abrió y la encontró. Estaba arrodillada ante el inodoro. El afirmó su pelo mientras vomitaba. Estuvieron ahí más del tiempo necesario, él con su mano en la cabeza de ella, y esta agotada mirando a la nada. Helena puso su cabeza contra el hombro de Gabriel, este la abrazo tiernamente, acaricio su espalda, y le dijo que estuviera tranquila, pero no con palabras.

Salieron da la casa, que no sabían de quien era. Caminaban por la calle, entre las posas de agua que había dejado la lluvia, entre el frio romántico que le entregaba el invierno. Abrazados avanzaban, directo a la casa de Helena.

Sin palabras.

Se divertían pateando las pequeñas lagunas que invadían de vez en cuando al frio pavimento, o movían los arboles que se cruzaban en su camino, para revivir la lluvia que se perdieron.

Estaba la puerta de la casa frente a ellos, se miraron, se despidieron con un beso en la cara. Helena abrió un poco la puerta, pero miró atrás y atrapo a Gabriel por la espalda. No lo quería soltar. Repitieron la despedida, esta vez lo dejo ir.

Gabriel siguió el camino devuelta recién transitado, no es que viviera por ahí, muy por el contrario, sino que volvía al lugar donde continuaba la fiesta.

Entró un poco mas suelto, quizás mas aliviado. Se dirigió con seguridad a una mujer que le daba la espalda. La abrazó. Esta se dio vuelta y se besaron. Tomada de la cintura la llevo a una habitación donde no había nadie más que ellos.

MCR