La televisión es la línea de vida de muchas
personas. Si esta avanza de manera normal, es decir, si su programación sigue
la línea programada, su itinerario previamente diseñado, la vida de las
personas, de la mayoría al menos, sigue su curso natural con sus dosis de alegría
falsa y odio. Cada 19 de septiembre los chilenos tienen un alto después de las
celebraciones de su fiesta patria. Muchos optan por sentarse un par de horas
frente al televisor, y ver sonrientes como un grupo de “personas” desfila y le
rinde honores a un trapo que se agita en un mástil. Vemos siempre al presidente
de la republica de turno tomando chicha en cacho, dando la orden de partida, y sonriéndole
a las cientos de cámaras, de televisión y fotográficas, que hay a su alrededor.
Pasan muy rectamente levantando sus piernas, con una expresión de nada en su
rostro. A todo esto, todos los rostros son mágicamente iguales. Pasan por la
elipse del parque ojiguins (no se como escribir ese nombre, y no lo buscaré en
google) también los tanques y cuanto nuevo juguete le haya comprado el estado a
los niños para que se entretengan. En fin así es más o menos todo el asunto. De
vez en cuanto ponen a unos tipos disfrazados de indígenas caminando (a los
verdaderos los están torturando en el sur). También hay animales
civilizadamente domesticados para atacar al ser humano. El caso es que, tal vez
lo que más me irrita, siendo aquella fecha oficialmente invierno siempre el
cielo esté despejado. Puede llover en pleno 18, mientras la fiesta esta por
comenzar y apagar las parrillas que tanto había costado prender. Pero no. Ese puto
día el cielo es mas celeste que nunca, los pájaros vuelan asustados (no valla a
ser que una turbina de Los Halcones los absorba), las viejas alrededor de la
pista lloran y se le caen los mocos orgullosas de que sus hijos fueran
correctamente adiestrados como cual
perro se aprende a sentar y a parar, y sabe correctamente donde cagar sin que
nadie se enoje.En fin. El Chileno
promedio se intimida e irrita ante cada hecho de violencia que ve pasar ante la
caja negra, pero perfectamente avala que año tras año se le rinda honor ante lo
mas bajo en lo que puede caer un ser humano: la guerra. En realidad no se que
decir, no se como explicar mi molestia. Estas palabras breves pueden sonar algo
desordenadas. Pero me irrita siempre ese día en especial, es algo que no
soporto. Me gustaría romper mi carnet y dejar de identificarme con una patria,
con un lugar, y pertenecer a todos los lugares, especialmente donde se
encuentran los devastados por esos que caminan rectamente al son de su cerebro
lavado, engendrando el odio, y gritando su apellido lo más fuerte posible, como
si olvidaran que se puede hablar.
Estas solo han sido un breve ensayo
desordenado y rápido, en honor a aquellos para los que este días es u8n día lluvioso.